A principios de este año la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, los firmantes del Acuerdo de Paz y la Diócesis de Vélez iniciaron un proceso de construcción de confianza, en el que se realizaron acciones de preparación de las comunidades de los corregimientos y veredas de los municipios Vélez, Landázuri y Santa Helena del Opón, en Santander, para realizar el reconocimiento por parte de los excomandantes de las FARC-EP del asesinato del padre José Antonio Beltrán que ocurrió hace 30 años en la vereda Cucuchunales, del municipio del Landázuri.
A lo largo de estos meses las comunidades le expresaron a los exjefes guerrilleros su dolor y rabia, y les exigieron verdad para las víctimas de los hechos cometidos en esa zona durante más de tres décadas en las que hicieron presencia en ese territorio.
Tras meses de reuniones, el pasado 1 de octubre, más de 40 vehículos conformaron una caravana de más de dos horas por una vía entre los municipios de Vélez y Landázuri para llegar hasta el lugar en el cual los exjefes guerrilleros reconocerían su responsabilidad en el crimen del padre Beltrán. El recorrido tuvo que ser terminado a pie, debido a que desde hace dos años el puente que une a los dos municipios colapsó y sigue averiado. Así pues, tras una travesía de una hora a pie, autoridades municipales, departamentales y nacionales, miembros de la Iglesia, firmantes del Acuerdo de Paz, funcionarios del Sistema Integral para la Paz, visitantes y lugareños llegaron al colegio de la vereda Cucuchunales donde el padre había realizado la última misa y donde fue retenido y llevado por miembros de las FARC-EP.
Después de ese recorrido, más de 200 personas hicieron una peregrinación de aproximadamente una hora para llegar al sitio donde fue encontrado el cuerpo sin vida del padre. Así las cosas, en la quebrada en la que hace 30 años fue abandonado el cadáver, los comparecientes dejaron una placa que recordará la vida y la muerte del sacerdote, quien lo dio todo por su comunidad.
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Fuente: Jurisdicción Especial para la Paz.